¿Qué perdería Cataluña en el caso de independizarse de España?
La economía juega un papel clave en el proceso independentista catalán.
Los números son uno de los principales argumentos que esgrime el sector soberanista a la hora de defender la secesión. En especial, los que evidencian que su autonomía aporta a las arcas españolas más de lo que reciben a cambio.
Sin embargo los contrarios a la independencia también recurren y hoy más que nunca a cifras para tratar de contener ese anhelo soberanista.
El resultado son dos bandos que se acusan mutuamente de manipular datos y pintar escenarios irreales. Según a quien se haga caso, Cataluña será un país próspero o fallido y España quedará dañada o favorecida por la secesión.
Pero, como explica el presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE), cuando dos partes que forman una sola entidad se separan, es inevitable que ambas pierdan algo.
Lo que perdería Cataluña
1- La pertenencia a la Unión Europea:
La gran mayoría de estudios sobre qué repercusiones tendría la independencia en la economía catalana toman como base una Cataluña que permanece en la Unión Europea (UE).
O, por lo menos, en el Espacio Económico Europeo, la cual les da acceso al mercado único sin necesidad de pertenecer a ese bloque supranacional.
Sin embargo, la UE ha advertido en muchas ocasiones que eso no sucederá: si Cataluña se convierte en un nuevo Estado, deberá solicitar su ingreso a la institución y cumplir las condiciones rigurosas que la UE exige. Un proceso que demora años.
El gobierno catalán se cree que este es un discurso que, en la práctica, la UE no llegará a aplicar. Aunque no hacerlo establecería un precedente que otras regiones con reclamos parecidos al catalán como Baviera en Alemania o Lombardía en Italia podrían intentar aprovecharse.
Abandonar la UE sería una de las pérdidas más grandes para Cataluña, ya que dejaría de tener acceso a un mercado en el que las personas y los bienes pueden moverse libremente sin necesidad de visados o tasas aduaneras.
Las empresas y universidades tampoco podrían participar en programas europeos de investigación, que suponen una importante fuente de financiación para muchos científicos.
Por ejemplo, Cataluña tiene asignados millones de euros en ayudas de los Fondos Estructurales y de Inversión, según datos de la UE.
2- La Eurozona
La Generalitat, el ejecutivo catalán dice que Cataluña no dejará de utilizar el euro incluso si queda fuera de la Eurozona.
Como hace Ecuador con el dólar estadounidense, el gobierno catalán lo declararía moneda de curso legal para dar «seguridad jurídica a las transacciones empresariales de sus compañías».
Así lo estipulan unos informes elaborados por el Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN), el organismo que la Generalitat creó para estudiar y diseñar el camino a la fundación de un nuevo Estado.
El presidente del IEE, cuya sede está en Madrid, auguró que una Cataluña independiente nacería con una fuga de empresas y capitales que no le permitiría hacer frente a pagos como los sueldos de sus funcionarios «ni los primeros 100 días».
«Nadie les prestaría en euros al Estado catalán, así que tendría que imprimir su propia moneda y esta sería brutalmente inflacionista». Al no ser miembro de la Eurozona, su deuda no se podría utilizar como colateral para pedir financiación al Banco Europeo.
El mercado «no le daría esa opción» a la Generalitat y que ésta «pondría un corralito para que no se vayan los euros y hasta los catalanes independentistas intentarán sacar su dinero de los bancos». Utilizar una moneda extranjera significa no poder influir sobre los tipos de cambio ni los de interés. También puede encarecer las exportaciones, reduciendo así la competitividad.
3- El Banco Central Europeo
Al quedar fuera de la Eurozona, Cataluña perdería la red de seguridad que supone el Banco Central Europeo (BCE), que durante la crisis rescató a varias entidades españolas. Poco tiempo después de que Puigdemont anunciara que declararía la independencia de forma unilateral, dos de los bancos catalanes más grandes como el Banco Sabadell y CaixaBank, decidieron trasladar su sede a otras comunidades autónomas de España.
Si bien esta acción no tiene efectos a nivel de impuestos ni implica el traslado de empleados, frenó un poco la caída en Bolsa que venían sufriendo a raíz del referéndum.
También sirvió para garantizar a los clientes que quedarían bajo el paraguas del Banco Central Europeo y dentro de la futura unión bancaria que la Eurozona está poniendo en marcha.
El CATN (Consejo Asesor para la Transición Nacional) confía que la UE actuará para evitar un «escenario de tipo catastrofista» y que estos «perjuicios afectarían a ciudadanos y empresas que son ya ple
4- La economía
Según el gobierno catalán, su comunidad autónoma aporta a las arcas españolas más de lo que recibe a cambio. En concreto, 16.000 millones de euros, lo que supone un 8% de su PIB. «Esto no quiere decir que Cataluña vaya a ganar de forma inmediata 16.000 millones de euros», puntualizó el profesor del máster en Fiscalidad de la UPF Barcelona School of Management, Albert Sagués.
Existen gastos que de momento asume España, como el del ejército, la seguridad social y las jubilaciones. Según los cálculos de Sagués, una vez descontados, a la Generalitat le quedaría un superávit de 8.000 millones de euros.
El gobierno central admite que Cataluña tiene un saldo fiscal negativo, pero lo sitúa en el 5,02% del PIB en vez del 8%, según los datos del Ministerio de Hacienda. Es decir, unos 9.900 millones de euros.
En un documento publicado hace tres años por el Ministerio de Asuntos Exteriores, se aludía a «diferentes estudios realizados fundamentalmente por bancos de inversión», entre ellos uno del banco JP Morgan, que concluían que si Cataluña le tomaba el relevo a España con estos gastos, tendría que dedicarles el 5,8% de su PIB.
Es decir, que tendría un déficit del 0,78%. Esto, bajo la presunción de que Cataluña mantuviera después de la independencia un PIB de alrededor de 200.000 millones de euros, como el actual.
Pero una declaración unilateral de independencia generaría una «caída masiva de la actividad» que produciría un «desplome» de la economía que, a su vez, acarrearía una destrucción de puestos de trabajo.
Según el ministro de Economía español, Luis de Guindos, el PIB catalán se contraería en entre el 25% y el 30% en caso de secesión. El banco Credit Suisse sitúa esta reducción al menos del 20%, según el documento de Asuntos Exteriores.
5- Boicot y fuga de empresas
Los informes, incluso los de la Generalitat, dan por sentado que la producción del nuevo país sufrirá un boicot por parte de España. La razón es que ya hay un antecedente. Ya en 2004, el líder de un partido independentista hizo declaraciones contra la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2012. Esto desató en el resto de España un boicot contra la industria del cava. Al sector le costó años recuperarse. No es de extrañar entonces que una de sus dos compañías más emblemáticas, Codorniu, decidiera a mediados de octubre trasladar su sede social fuera del territorio catalán y la otra, Freixenet, convocara una reunión para hacer lo propio.
Durante los 19 días posteriores al referéndum del 1 de octubre, 917 empresas retiraron su sede social de Cataluña, según los datos del Colegio de Registradores de España. Entre ellas, grandes firmas como Gas Natural Fenosa, una de las energéticas más grandes del país, que aseguró que se trataba de una medida «temporal». «Si realmente vamos a una declaración unilateral de independencia, habrá una salida importante de empresas, lo que causará una daño gravísimo a Cataluña», aseguró en la radio nacional el presidente de Freixenet, José Luis Bonet.
«Una independencia no es ninguna broma», añadió el también presidente de la Cámara de Comercio de España. «Realmente es un despropósito».
«El 80% de sus compañías son multinacionales y muy pocas se quedarían. Si están ahí ahora es porque Cataluña está dentro de Europa. Si no, tendrían que pagar aranceles», aseguraron expertos en economía. Una de cada tres firmas exportadoras en España tiene su sede en esta comunidad autónoma, que aporta el 25% de las exportaciones del país, según los datos del Ministerio de Economía.
Según esta misma entidad, España compra el 40% de los productos que salen de Cataluña y otro 40% va a parar al resto de la UE. Además, el 14,3% de los turistas que visitan la región proceden del resto de España.
Aun así, el CATN (Consejo Asesor para la Transición Nacional) cree que un boicot sólo provocaría una caída del PIB que «muy difícilmente superaría el 2%». Este ente alega que los productos catalanes se fabrican con «productos intermedios importados del resto de España», por lo que un boicot también afectaría a este país. En todo caso, considera que su superávit le permitiría «sobradamente» compensar este retroceso.